Ráfagas avasallantes de pasión, inundando la piel, humedeciendola, el  ritmo de las caderas danzantes llenas de sabiduría y lujuría, exploran el entorno en la búsqueda de la chispa salvaje que detona la acción. Detenerse para que? siéntelo, disfrútalo pero sobretodo vívelo. Da rienda suelta al andar y al sentir, destruye la jaula social, eso es muy refrescante para el alma.

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